El drama eterno de la mujer separada: soportar el dominio económico del "ex"



Te casaste. Te juntaste. Como sea disfrutás del hermoso idilio de formar una familia. Ya que tu marido gana muy bien, tu hijo va a la mejor escuela, hace deporte, tiene muchas divertidas y muy sanas actividades; y mientras tanto vos no sólo alcanzás a ocuparte tranquila de las cosas de la casa con la ayuda de la señora que viene los martes y jueves, sino que bastante seguido te juntás a charlar con amigas o se van a comprar algo de ropa.

Lamentás muchas veces en invierno ver cómo otras mamás van en una bici con dos y hasta tres nenes, mientras en tu 0km vos y tu nene cómodamente ubicado, pasan a su lado en el camino para ir a dar unas vueltas en la calesita y matar un poco el aburrimiento. “Pero bueno”, pensás... “Nuestras realidades son distintas y yo voy a aprovechar lo afortunada que soy.”

Años atrás habías comenzado a estudiar para maestra. No te gustaba mucho, pero habías cursado más de la mitad de la carrera. Hasta que la noticia de un embarazo sacudió todo tu mundo y te obligó a posicionarte en otro rol... Al principio era tanto qué hacer y tan poco descanso!!! Suspendiste tus estudios por un año, “el próximo retomo”, decías. “Después de todo me estoy ocupando de todo en casa, el bebé, mi marido... Y el dinero no falta, puedo posponer un poco lo que es menos prioritario para mí.”

El año se hicieron 5 años. “No necesito trabajar, ni estudiar. Es decir, mi trabajo en esta familia es más que suficiente no? Merezco disfrutar de este buen pasar económico. Tengo todo lo que quiero y si me llegara a separar mi marido puede hacerse cargo con soltura de que a mi hijo no le falte nada.”

Pero después de aguantar algunas humillaciones y reclamos machistas, tu marido decidió que no quería más ésta familia. Y vos no pudiste hacer nada!!! Qué ingrato!! Con todo lo que soportaste, trabajaste, dedicaste...! Ahora se va y te dice que te quedes tranquila porque te va a seguir pagando el alquiler, los servicios y todo. O sea, ahora más que nunca es tu dueño.

Decidiste buscar algún trabajo pero no tenés dónde dejar a tu nene tantas horas... Todas las entrevistas te indican que vas a tener que rechazar ésta propuesta también, porque no te combinan los horarios...

Entonces pasa un año, dos... Y vos ves que ni para comprarte un jean te alcanza. Claro, todo el dinero que te dan, se reduce a los gastos básicos de tu nene, y descubrís que tenés que estar peleando constantemente por un peso más para los juguetes, los útiles, la ropa, los medicamentos, la comida para él, tan sana y tan costosa...

Tengo que terminar mi carrera! Porque poder trabajar mientras tu hijo va a la escuela es lo mejor que te podría pasar!!!!! Retomás las cursadas, perdiéndote la mayoría de los conceptos importantes, y rebotando más finales de lo que imaginabas. Claro, estudiar en casa se reducía a sábados y domingos, cuando a tu hijo (que ya no va a fútbol, ni a natación, ni a la casa de amiguitos “bien”) se lo lleva el papá.

Y es así como los dos años que te faltaron, y que podías haber hecho con comodidad si te lo hubieras propuesto antes porque contabas con múltiples posibilidades como niñeras, clubes deportivos, suegros, etc., se hicieron casi seis. Seis de los años más duros de tu vida, en donde desmejoró tu salud, adelgazaste muchísimo, ostentaste ojeras, ropa vieja y pelos arruinados... Años en los que dormías menos de 5 horas por día y en los que frecuentemente te invadía una angustia inconmensurable cuando flaqueabas pensando que no ibas a poder.

Hoy trabajás, vivís al día, pero absolutamente FELIZ de no deberle nada a nadie y sobre todo de no SER DE NADIE más que de tu hijo.

Por eso mujer casada, juntada o enamorada: estudiá mientras puedas!!! Recibite, formate! Luego si te apetece hay tiempo para que decidas ser ama de casa, pero que la vida no te sorprenda sirviendo como una esclava por obligación y no por vocación!!!


Viviana Vitulich
Op. Salud Mental (MP 9429 RN)

No hay comentarios:

Publicar un comentario