Posición esquizoparanoide, depresiva y patorrítmica. Por E. Pichon Rivière.

"Entonces el sujeto depresivo es un sujeto que tiene un gran hambre de afecto, y como no está instrumentado para pedir, no puede solicitar amor. Como ya ha juntado tanto odio, teme que su amor vaya acompañado del odio que coexiste y destruya al objeto externo. Además hay un aspecto hipocondríaco o ma Posición esquizoparanoide, depresiva y patorrítmica."

Enfoque Freudiano, Kleiniano y Reflexológico.

Clase N° 9 Escuela Privada de Psiquiatría Social

1° Año Clase dictada por el Dr. Pichón Riviere el día 11/7/66

Vamos a introducirnos nuevamente en las depresiones, ya que es un núcleo fundamental en patología, recordando siempre que uno enferma de amor y por odio (frustración por la pérdida, que acarrea lo que se llama neurosis).

El admitir una protodepresión -la primera- es una posición teórica pero necesaria para explicar el paso siguiente, ya que el desarrollo se inicia con la posición esquizoparanoide en forma evidente y post natal.

Quiere decir que ha habido splitting, y si hay objetos parciales indica que ha habido objetos totales antes; y si hay dos tipos de vínculos - buenos y malos- quiere decir que ha habido un intrincado vínculo a cuatro vías previo. Esto es una inferencia (porque todavía ningún recién nacido ha confesado esto) que está apoyada por las consecuencias y los resultados posteriores.

Las posiciones estudiadas por M. Klein son: la esquizoparanoide y la depresiva, a la cual agregamos nosotros una tercera, que es la posición patorrítmica, que tiene relación con un aspecto de la situación total. El niño, al nacer, la primera discriminación que establece es entre vínculo bueno (objeto bueno) y vínculo malo (objete malo), es decir entre objetos parciales.

Quiere decir que su interés no está dirigido al cuerpo total del padre o la madre sino a una parte de ella que es el pecho, al cual considera alternativamente bueno y malo, de acuerdo a la gratificación o frustración que de él reciba. EI objeto gratificante es considerado bueno y el frustrador malo. Salvo que el sujeto sea tan masoquista que una gratificación desencadene en él una frustración.

El problema es entonces en términos de logros de gratificación o no logro (frustración). La gratificación de una necesidad motivada biológicamente (sed, hambre, aire, etc.) acarrea los primeros vínculos buenos con la realidad. No como instinto, sino como conducta. Entonces si recibe justo lo que necesita en ese momento, obtiene una gratificación, y el objeto que le gratifica es un objeto bueno gratificante. Si en una situación de hambre no reciba una gratificación adecuada, el objeto quo no lo gratifica es un objeto malo frustrante.

Esta gratificación puede ser inadecuada en dos sentidos: por un exceso (de leche) o por una falta. Es decir que hay frustraciones muy precoces en los niños producidas por una invasión de leche que es vivida como una cosa agresiva, que siente que le ahoga, y que es capaz de ahogar, pero más frecuente aún es la falta (en que hay un déficit alimentario), no sólo de alimentación sino de trato, de manejo, de afecto, y de ternura.

El niño debo sentir al tomar el pecho el calor del cuerpo de la madre, que es lo fundamental. Porque en las situaciones en que se sustituye a la madre porque no tiene leche, el énfasis está puesto sobre todo en la posición, en el grado de contacto físico, en el acto de tenerlo en brazos y contra sí en el acto mismo de la lactancia. La frustración entonces puede tener muchos motivos.

Pero si van juntos el monto de alimento adecuado que es capaz de absorber el niño en ese momento (la dosificación), más la actitud adecuada frente al niño, se constituye un conjunto que le da al niño todo el aspecto de un objeto bueno. Y como es un Objeto parcial y no hay discriminación de partes, el objeto es totalmente bueno. Mientras que si la dosificación es la adecuada (positiva), y la actitud es negativa (de madres que rechazan al niño durante la lactancia), tenemos una situación de carencia de afecto lo cual constituye un objeto malo; no ha gratificado el hambre y no ha logrado distender este sentimiento de hambre que está motivado y es sentido orgánicamente y que forma los primeros enlaces entre la mente, el cuerpo y el mundo del niño.

El niño vive una experiencia total o totalizante, donde están comprometidos cuerpo, mente y mundo en una acción conjunta.

En la posición esquizoparanoide vamos a encontrar dos aspectos del objeto: que es parcial y que es total. La existencia de dos vínculos y de dos objetos parciales, que juntos formarán un objeto total (como vamos a ver en la posición depresiva) haría pensar que hubo una etapa previa que llamaríamos la protodepresión del nacimiento, donde durante la vida intrauterina del sujeto logra una integración del yo que acarrea como consecuencia la integración de dos objetos. Porque el niño nace en una condición muy especial: nace en condición de poder empezar la vida, si no se muere. Ha logrado un grado de maduración del yo, donde sus aspectos instrumentales están elaborados.

En los niños prematuros se ve que hay perturbaciones de la succión por ejemplo (que se puede ver en la vida adulta por una torpeza instrumental) por haber nacido antes del tiempo estipulado en que puede realizar una succión normal. También hay niños que rechazan el pecho desde su primer acercamiento. Esto trae conflictos muy serios en la madre, pues deprímese y es considerada como incapaz por el medio familiar por no poder dar el pecho a su hijo, a pesar de tener todos los elementos (pecho, pezón y leche).

En esto se puede descubrir que la actitud (la dosificación no se puede realizar porque el niño no toma el pecho) captada por el niño inconscientemente es de gran rechazo, a pesar que manifiestamente puede demostrar todo lo contrario. Y ese conflicto de ambivalencia es el que enferma a la madre que hace una psicosis o neurosis puerperales. Es decir que, a pesar de su gran deseo conciente de alimentar a su niño, existe un rechazo inconsciente (por ejemplo por ser el niño muy parecido al padre).

El niño con rechazo al pecho es una situación extrema. La otra es la de niños de ocho o nueve años que con el nacimiento de un hermano hacen regresiones y piden compartir el pecho materno.

La conducta oral del niño en relación con la lactancia no puede ser estudiada sólo desde el lado del niño (salvo que tenga una malformación, como labio leporino, etc.) sino que debe hacerse también del lado de la madre. En base a esto Spitz ha podido hacer un cuadro (que se pudo probar casi siempre) clasificando a las enfermedades psicosomáticas del niño, inaugurando así la psiquiatría del lactante.

Es decir que todas las enfermedades psicosomáticas que el niño tiene, pueden ser clasificadas en un orden equivalente a actitudes determinadas de la madre. Así un cólico o trastornos digestivos de otra índole -que llevan hasta grados de toxicosis y que se traducen por el rechazo del pecho- son relacionados con actitudes “francas o declaradas” de la madre, pero lo son más por el efecto que tiene sobre el niño la actitud latente de la madre.

Es ahí donde no nos entendemos con los pediatras, porque la actitud manifiesta puede ser de un exceso de protección, y la actitud latente ser de una tremenda hostilidad hacia el niño; hostilidad que es desconocida por la propia paciente (y por la cual, diríamos no tiene la culpa) pero el niño capta la comunicación subyacente, latente ya que es un especialista en comunicaciones subyacentes, y descubre que la actitud manifiesta es una impostura. Su experiencia con adultos le han comprobado que muchas de esas pruebas de afecto muy teatrales, muy grandilocuentes, son impostura, luego él no cree en nada.

Esa comunicación inconsciente a inconsciente, entre el dar y el recibir, origina toda la patología psicosomática del niño que va desde la anorexia hasta la caquexia, desde el vómito hasta una serie de síndromes que son característicos en el niño. Así, el niño frente a la lactancia, tiene que enfrentar el prototipo de la posición catastrófica.

En la medida que ha organizado una verdadera empresa de succión se produce el destete, que es el modelo –modelo en sentido de repetición y no de lo que debe suceder- de lo que pasa luego frente a cada tarea que origina una cuestión depresiva del desarrollo: sería la segunda depresión.

Entonces: la primera posición esquizoparanoide es la primera depresión o protodepresión. Esta es la primera posición del desarrollo. Después, cuando uno de los aspectos buenos y malos del objeto tiene relación con un objeto total, tenemos la posición depresiva, que es la segunda posición del desarrollo y que se produce a raíz de la integración de las partes fragmentadas del objeto que se unen en una totalidad, y al formar una totalidad se establece un vínculo particular con ese objeto total.

Aquí son dos vínculos que son bueno y malo, con objetos parciales. Esta situación la llamamos divalencia, para diferenciarla de la ambivalencia que es prototípica de la posición depresiva. Aquí el vínculo es de ida y vuelta, a dos vías. ¿Cómo entra en la posición depresiva? ¿Qué lo lleva a la posición depresiva? Lo lleva el desarrollo, la maduración y el crecimiento, es decir, factores biológicos que le empujan a asumir roles cronológicos más adelantados, que son influenciados por factores exteriores.

Si hay una gratificación excesiva y una dependencia excesiva, también hay una tendencia a no entrar en la posición depresiva, o a entrar en la posición depresiva pero no abandonar el pecho para no caer en la depresión.

Es decir que aquí aparecen, en esta primera etapa, dos posiciones típicas: esquizo-paranoide. Se llama así porque los mecanismos de defensa son esquizoides y la ansiedad es paranoide, la que nosotros traducimos como miedo al ataque.

Ansiedad paranoide: miedo al ataque. Mientras que, frente al objeto total -que es el que aparece cuando se juntan todos los pedazos que incluyen la integración del “Yo” como procesos biológicos, y hace que el objeto y el Yo formen totalidades- la ansiedad que va a surgir no va a ser por temor al ataque, sino que el miedo va a ser a la pérdida del objeto, lo que se conoce como ansiedad depresiva.

Ansiedad depresiva: miedo a la pérdida. Al integrar fragmentos de objetos parciales que son buenos y malos en una totalidad, se crea una situación compleja entre el “Yo” y el objeto: los vínculos van a ser en 4 direcciones. Porque los vínculos buenos y los malos son bidireccionales: el sujeto va a sentir que tiene afecto por el objeto, y siente que el objeto lo quiere; pero al mismo tiempo siente que odia al objeto (porque algunas frustraciones se filtran a través de la integración del objeto, fijaciones provenientes de la situación anterior) y que el odio que él siente proveniente del objeto ya es proyectivo, es decir que el objeto lo odia a él.

El problema es que existen 4 vínculos. Al coexistir esta compleja red de amor y odio, remitidos al mismo objeto, se crea la ambivalencia. Esa ambivalencia es la actitud de amor y odio hacia un objeto total, cuya situación es coexistente en tiempo y espacio; mientras que en la posición anterior el amor y el odio estaban escindidos, separados, y dirigidos hacia pedazos del objeto.

Como el objeto es total surge un conflicto básico donde el sujeto origina el sentimiento de culpabilidad por amar y odiar al mismo objeto. Este sentimiento de culpa aparece por tener fantasías de destruir a un objeto por el cual se siente querido y al cual se quiere. A esa posición de ambivalencia y de culpa se le agrega otro elemento que es el miedo por el odio que hay incluido, el miedo a la destrucción del objeto, el miedo a la pérdida del objeto.

El miedo a la pérdida está permanentemente presente, y el sujeto caracterológicamente depresivo es aquel que tiene un umbral muy bajo a la tolerancia de las privaciones o frustraciones. Quiere decir que por cualquier cosa que altere el ritmo normal de su vida, como una revolución por ejemplo, hace una depresión, porque todo le parece catastrófico.El sentimiento interior del niño en esta etapa es de tristeza, porque vive como si ya estuviera destruyendo el objeto; refuerza la culpa por hacer destruido el objeto, y empiezan entonces las autoacusaciones, que caracterizan el tono clínico de la melancolía.

El mecanismo de defensa que existe aquí (en realidad puramente depresivo) es la inhibición, que tiende a paralizar estos cuatro vínculos para que la destrucción no se realice; y, si esta misma situación que intrapsíquica en un momento dado es proyectada violentamente al exterior, aparece la fantasía de fin de mundo, la fantasía de destrucción del mundo, que es una fantasía, una vivencia característica del comienzo de la esquizofrenia. Entonces ve que todo el mundo se derrumba y trata de defenderse para evitar toda reacción, toda perturbación inmovilizante utilizando para ello la comunicación.

En el caso de una comunidad sería inmovilizando la actividad. Para no caer en la depresión utiliza la inhibición. Este es un mecanismo frecuentísimo. En las neurosis van a ver Uds. cómo los mecanismos básicos son la inhibición para el aprendizaje, la inhibición para la comunicación, la inhibición para el abordaje al cambio y que se retraduce en la situación neurótica como complejo de inferioridad, timidez, etc. Son sujetos que tienen miedo de abordar un problema por temor a perder el objeto que se dirigen a abordar, entonces opera la inhibición y se quedan paralizados.

Entonces el sujeto depresivo es un sujeto que tiene un gran hambre de afecto, y como no está instrumentado para pedir, no puede solicitar amor. Como ya ha juntado tanto odio, teme que su amor vaya acompañado del odio que coexiste y destruya al objeto externo. Además hay un aspecto hipocondríaco o masoquista del depresivo que está detectando situaciones en las cuales experimenta pequeñas frustraciones.

Tomado desde el punto de vista del aprendizaje, podemos interpretar que las frustraciones, en cuya estrategia llega a ser maestro el depresivo, lo preparan (como para inmunizarlo con pequeñas pérdidas) para las grandes pérdidas. Eso lo hace vivir en una constante situación de ansiedad y de sufrimiento; que, si se llegan a erotizar, va a desembocar en la personalidad masoquista, que tiene la puntería de elegir como objeto sexual a un sádico, o, mejor dicho, un sado-masoquista. Es decir que no puede uno que sea masoquista u otro sádico, sino que lo son ambos y alternativamente, hay un cambio de roles.

Entonces la posición depresiva está incluyendo un contenido, un drama, que es el duelo, y su elaboración se llama “trabajo de duelo”. El duelo está dado por los objetos, o partes de los objetos perdidos, por la hostilidad que aún le queda, y por las frustraciones que recibe.

Toda frustración del exterior repercute dentro de él como una frustración interna, frente a ese objeto que él considera inagotable, idealizado, incapaz de administrarle frustraciones, entonces frente a esa situación se crea la sensación de aumento de culpa que ya aparece personificada, ya sea por la madre (no la madre de la posición esquizoide, sino la madre total, es decir, todo su cuerpo) y donde también puede estar incluido el padre, o ambos a la vez, lo que se llama “los padres conjugados”.

Entonces en esta posición depresiva, normal del desarrollo, se resuelve el destino del sujeto. Es decir que todos pasamos por una posición depresiva de duelo, y la elaboración se realizará por medio de mecanismos de reparación. La reparación está constituída por procesos, pensamientos, actitudes o actividades a través de las cuales el sujeto repara al objeto, imaginando un vínculo real con él o realizando cosas concretas con el objeto.

Todo esto está incluyendo la realidad de que se hace todo por algo y por alguien, y que la motivación a la reparación es por algo, y el alguien es el objeto al cual hay que reparar; entonces hay medios materiales y medios psicológicos. Toda actividad creadora, toda actividad sublimadora, está relacionada con mecanismos de reparación. En la medida en que el sujeto puede reparar el objeto destruido sale de la posición depresiva del desarrollo en un proceso normal.

Luego vamos a ver lo que pasa en el proceso del enfermarse. Vamos a ver comparativamente cuáles son las diferencias entre las distintas Escuelas respecto a los primeros períodos. Freud consideraba que las primeras posiciones del niño eran anobjetales y que tenían una faz autoerótica y una faz narcisística. M. Klein considera - y nosotros también- que ya el primer vínculo, es decir la primera relación con el mundo, está establecida con alguien, y hay gratificaciones y frustraciones.

Es decir que no consideramos que el instinto de vida y de muerte son cosas condicionadas sino que ya son reacciones sociales, porque ya son interacciones entre las personas. Existe un viejo pleito entre Freud y la Reflexología a este respecto. Pero curiosamente los argumentos que la Reflexología puede traer frente a esto habla a favor de reflejos condicionados innatos, que interpretados en términos de conducta, probarían algunos aspectos de la concepción instintivista de Freud, porque en realidad Freud no llamó instinto, sino que es una mala traducción del alemán de la palabra "Trieb" que es tendencia.

Así que hay allí un problema semántico y de posición científica. El esquema que nosotros vamos a seguir es un esquema de inspiración Kleiniana con algunos agregados nuestros. Lo que es nuestro es la concepción de una enfermedad única. Esta gira en torno del desarrollo de ésta posición depresiva y de cómo es elaborada. Si quedan rastros de la posición depresiva no elaborados, es lo que se llama la disposición (en términos Freudianos) a la neurosis.
Uno de los mecanismos para salir de la depresión es el desarrollo, es la reparación. Pero previamente está la utilización de la posición anterior, la esquizoparanoide que le va a dar a la posición depresiva los instrumentos para elaborar sobre todo el sufrimiento y la soledad.

Entonces hace una pequeña regresión y utiliza los mecanismos esquizoides que en última instancia son todos mecanismos de defensa que Freud estudió en las neurosis y en los sueños. Para no confundir es mucho mejor hablar de técnicas del "yo", porque hablar de mecanismos de defensa implica una patología. Las técnicas del yo son utilizadas por todos nosotros en todas las ocasiones y se diferencian en el uso de un solo mecanismo, entonces se especializa en ese mecanismo, y decimos que ese es el carácter del sujeto. Es decir que el "yo" pierde plasticidad, y pierde flexibilidad y tiende al estereotipo.

Un factor que Freud describió en términos fisicoquímicos y que llamó viscosidad, tiende a ser una defensa que se pegue, se fije y se estructure como un estereotipo que en la actualidad podemos hacer permanente. Freud al intuir ese mecanismo de viscosidad estaba dando justo en el punto, que retraducido en términos de estereotipo es proveniente de la psicología social. Incluyendo elementos de la psicología social se entiende más cómo se genera un estereotipo, cómo es un producto social, que tal sustancia pegajosa existió en un momento determinado pero no todas las viscosidades son hereditarias (como sucede por ejemplo en la personalidad de "El Pibe" de Chaplin).

Ese grado de viscosidad codiciona el hecho de que la posición depresiva queda entonces fijada y que se trabaje dentro de ella de una manera instrumental, utilizando el mecanismo esquizoide que es la división (Primer mecanismo de Spitz).

Por medio de la división se divide el objeto malo y bueno, y nuevamente nos encontramos en la posición esquizoparanoide. Por eso llamamos a la posición depresiva del desarrollo posición “patogenética”, y a la posición paranoide “patoplástica”, en el sentido de que le da forma al resultado de la división primera que sucede en la posición depresiva. Entonces le “pide prestado” a la posición esquizoparanoide sus mecanismos de negación, de perseguimiento, de control omnipotente, de proyección, de idealización y de represión; y vuelve a reestructurarse una posición esquizoparanoide. De acuerdo a la localización que van a tener los pedazos del objeto total cuando el duelo fracasa en su elaboración, se crea un carácter patológico con un mecanismo en el cual el sujeto se especializa.
Dijimos que si hay una forma especial de reaccionar frente a la realidad que está dada por un mecanismo dominante, eso se llama carácter. Uno puede imaginarse toda la caracterología fundada en el predominio de un mecanismo, por ejemplo introvertido o extrovertido. En el primer caso quiere decir que predominan en él los mecanismos de introyección, en el segundo caso los mecanismos de proyección. Si hay una mezcla de los dos es un carácter ciclotímico.

Pero del carácter normal tendríamos que decir que es aquel que no emplea técnicas para una adaptación real al mundo, y, obviamente no existe. Todo el mundo tiene una técnica que maneja mejor que otra, que es su instrumento de adaptación, y que es un problema de cantidad: fulano es “de buen carácter” o de “mal carácter”, es una calificación, de ahí viene la calificación popular de los locos en “locos lindos” (maníacos, extrovertidos) y “locos de mierda” (donde predomina la reconcentración, el rencor, la depresión).

En el carácter normal hay un predominio de un mecanismo defensivo. Quiere decir que ya hay una característica de “ser fulano”. Porque el “ser fulano” significa adquirir identidad, problema que desde el punto de vista social es fundamental; es decir que adquirir identidad, ser reconocido como diferente de otros, hace posible la vida social, la repartición de roles, las funciones, las organizaciones y las sociedades. Pasamos así de la psicología individual a la social y a la sociología.

Entonces los mecanismos que usa la posición depresiva son prestados de la posición esquizoparanoide. Es decir que hay una vuelta, y siempre vamos a encontrar una espiral permanente. El niño sigue creciendo y a la edad de 4 años, señalada por Freud como la culminación del complejo de Edipo, hay modificaciones en la estructura que pueden ser comprendidas desde la misma manera, porque el objeto puede transformarse en un objeto censurador. La parte buena del objeto total pasa a ser “ideal del Yo”, y la parte censuradora, el “Superyo”, luego hay una interacción entre mundo exterior e interior que tiende a corregir esos modelos primitivos.

Si el sujeto queda con esas imágenes primitivas, de un superyó muy severo, observador, vigilante, es muy probable que, si en la edad adulta hace una psicosis, va a hacer un delirio de influencia, por ejemplo, donde el sujeto se va a sentir observado, vigilado, seguido, y donde aparecen las ideas de persecución. Entonces se repiten todas esas vivencias primitivas en el “afuera” y aparecen también alucinaciones que son producto del diálogo interno y el self, el Yo del sujeto. Este diálogo constituye el pensamiento, a través del cual se realiza el aprendizaje o comunicación de diversa índole.

En el proceso de la enfermedad, supongamos un desarrollo normal hasta la adolescencia que es el momento crítico.

La adolescencia es la edad menos comprendida porque a todo el mundo le es difícil asumir durante la terapia el rol de adolescente. Curar a un adulto es hacer evolucionar al adolescente que tiene dentro y curar un adolescente es hacer que el niño que hay adentro evolucione. En el neurótico no todo es enfermo, hay partes del Yo que están sanas con las cuales establece contactos, acuerdos, contratos con el terapeuta por el cual el paciente va a traer su material psicológico a cambio de interpretaciones.

Esta operación se llama esclarecimiento y tiene por función demostrar que lo que está pasando en el aquí y ahora es una repetición de lo que ya fue. Entonces la interpretación es: aquí y ahora conmigo, como si fuera antes con otro. Si no se agrega el como si fuera con otro, el paciente vive que ese que está ahí es el de antes, y se crea una nueva alineación. Es decir que el terapeuta no es el padre, sino que en términos de roles es “como si” fuera el padre. Porque la relación psicoterápica se desarrolla en un clima de roles de “como si” a través del cual se hace una corrección de lo anterior, pero no con los mismos personajes. Es decir que el psicoterapeuta no le va a pegar al paciente como su padre lo hacía.Entonces esta repetición en la situación terapéutica se hace con objetos actuales, que están encargados de rectificar las imágenes malas anteriores. Esto está un poco viciado en el ambiente analítico, porque Freud se dedicó sobre todo al vector histórico de la investigación, a reconstruir la personalidad del sujeto con un método arqueológico (que era la verdadera vocación de Freud, ya que todas sus vacaciones se dedicaba a eso yendo a Roma, Pompeya, etc.); es decir: reconstruir el pasado del paciente en base a elementos encontrados, que juntos llegan a configurar un rompecabezas.

Es decir que de las piezas del rompecabezas, algunas faltan y se pueden inferir, al completarlas con las partes inferidas, toman una forma particular, una armonía particular del objeto arqueológico. Es decir que con este método reconstruía la personalidad del niño en base a fragmentos, que le hicieron cometer en un primer momento un error, como lo fue la primera teoría traumática de las neurosis. Según su experiencia, la histeria y las neurosis obsesivas eran producidas por experiencias sexuales de una categoría especial, donde en la histeria el paciente sufría un trauma sexual, generalmente de carácter incestuoso sufrido pasivamente, mientras que en la neurosis obsesiva había una intervención activa en la situación.

Entonces cuando encontraba elementos así los juntaba y aparecía la figura. Es decir que estos aconteceres reales son fantasías, pero que éstas, a su vez, encubren otros hechos. Este error le costó a Freud mucho rectificarlo, entonces postula que son ficciones, recuerdos encubridores, y que detrás de esos recuerdos encubridores había situaciones reales, pero no las que se contaban sino otras diferentes.

Esta es la fantasía inconsciente que arranca de esa época y es la que después se continúa y ocupa un lugar muy importante en el pensamiento psicoanalítico. Las fantasías que se relataban al principio como traumas eran concientes. Bajo la influencia de Kurt Lewin, y sobre todo de la escuela de la Gestalt aplicada en la psicología social, se empezó a introducir el aquí y ahora, es decir, una tercera dimensión. Entonces podemos estudiar el psicoanálisis en tres dimensiones:

1)Histórico, que sirve para interpretar:Freud usa el método histórico genético en donde trata de armar el pasado del paciente en base a sueños, recuerdos, etc., es decir, de reconstruir el pasado infantil.

2) Metafísico o filosófico, de análisis del proyecto.

3) De la Psicología Social, en el aquí y ahora.

Es decir que Freud pasaba de la arqueología a la filosofía, y recién a la psicología social; y una interpretación típica de Freud sería 1-2-3. Es decir: eso le pasó en la infancia (1), podría volver a pasar en el futuro (2), y quizás ahora mismo (3). Una interpretación para nosotros es 3-2-1. Esto que sucede ahora (3), sucedió antes con otro (1), y puede repetirse en el futuro (2). Ese volver al futuro en la enfermedad lo vamos a ver más adelante en lo que es la “depresión regresional”, cuando el sujeto regresa a la posición arqueológica represiva, y vamos a ver cómo elabora la pérdida actual en términos de lo que aprendió como arqueólogo. Entonces el sujeto depresivo es un sujeto que tiene un gran hambre de afecto, y como no está instrumentado para pedir, no puede solicitar amor. Como ya ha juntado tanto odio, teme que su amor vaya acompañado del odio que coexiste y destruya al objeto externo. Además hay un aspecto hipocondríaco o ma Posición esquizoparanoide, depresiva y patorrítmica. Enfoque Freudiano, Kleiniano y Reflexológico. Nuestra posición.Clase N° 9 Escuela Privada de Psiquiatría Social1° Año Clase dictada por el Dr. Pichón Riviere el día 11/7/66Vamos a introducirnos nuevamente en las depresiones, ya que es un núcleo fundamental en patología, recordando siempre que uno enferma de amor y por odio (frustración por la pérdida, que acarrea lo que se llama neurosis).El admitir una protodepresión -la primera- es una posición teórica pero necesaria para explicar el paso siguiente, ya que el desarrollo se inicia con la posición esquizoparanoide en forma evidente y post natal.Quiere decir que ha habido splitting, y si hay objetos parciales indica que ha habido objetos totales antes; y si hay dos tipos de vínculos - buenos y malos- quiere decir que ha habido un intrincado vínculo a cuatro vías previo. Esto es una inferencia (porque todavía ningún recién nacido ha confesado esto) que está apoyada por las consecuencias y los resultados posteriores.Las posiciones estudiadas por M. Klein son: la esquizoparanoide y la depresiva, a la cual agregamos nosotros una tercera, que es la posición patorrítmica, que tiene relación con un aspecto de la situación total. El niño, al nacer, la primera discriminación que establece es entre vínculo bueno (objeto bueno) y vínculo malo (objete malo), es decir entre objetos parciales.Quiere decir que su interés no está dirigido al cuerpo total del padre o la madre sino a una parte de ella que es el pecho, al cual considera alternativamente bueno y malo, de acuerdo a la gratificación o frustración que de él reciba. EI objeto gratificante es considerado bueno y el frustrador malo. Salvo que el sujeto sea tan masoquista que una gratificación desencadene en él una frustración.El problema es entonces en términos de logros de gratificación o no logro (frustración). La gratificación de una necesidad motivada biológicamente (sed, hambre, aire, etc.) acarrea los primeros vínculos buenos con la realidad. No como instinto, sino como conducta. Entonces si recibe justo lo que necesita en ese momento, obtiene una gratificación, y el objeto que le gratifica es un objeto bueno gratificante. Si en una situación de hambre no reciba una gratificación adecuada, el objeto quo no lo gratifica es un objeto malo frustrante.Esta gratificación puede ser inadecuada en dos sentidos: por un exceso (de leche) o por una falta. Es decir que hay frustraciones muy precoces en los niños producidas por una invasión de leche que es vivida como una cosa agresiva, que siente que le ahoga, y que es capaz de ahogar, pero más frecuente aún es la falta (en que hay un déficit alimentario), no sólo de alimentación sino de trato, de manejo, de afecto, y de ternura.El niño debo sentir al tomar el pecho el calor del cuerpo de la madre, que es lo fundamental. Porque en las situaciones en que se sustituye a la madre porque no tiene leche, el énfasis está puesto sobre todo en la posición, en el grado de contacto físico, en el acto de tenerlo en brazos y contra sí en el acto mismo de la lactancia. La frustración entonces puede tener muchos motivos.Pero si van juntos el monto de alimento adecuado que es capaz de absorber el niño en ese momento (la dosificación), más la actitud adecuada frente al niño, se constituye un conjunto que le da al niño todo el aspecto de un objeto bueno. Y como es un Objeto parcial y no hay discriminación de partes, el objeto es totalmente bueno. Mientras que si la dosificación es la adecuada (positiva), y la actitud es negativa (de madres que rechazan al niño durante la lactancia), tenemos una situación de carencia de afecto lo cual constituye un objeto malo; no ha gratificado el hambre y no ha logrado distender este sentimiento de hambre que está motivado y es sentido orgánicamente y que forma los primeros enlaces entre la mente, el cuerpo y el mundo del niño.El niño vive una experiencia total o totalizante, donde están comprometidos cuerpo, mente y mundo en una acción conjunta.En la posición esquizoparanoide vamos a encontrar dos aspectos del objeto: que es parcial y que es total. La existencia de dos vínculos y de dos objetos parciales, que juntos formarán un objeto total (como vamos a ver en la posición depresiva) haría pensar que hubo una etapa previa que llamaríamos la protodepresión del nacimiento, donde durante la vida intrauterina del sujeto logra una integración del yo que acarrea como consecuencia la integración de dos objetos. Porque el niño nace en una condición muy especial: nace en condición de poder empezar la vida, si no se muere. Ha logrado un grado de maduración del yo, donde sus aspectos instrumentales están elaborados.En los niños prematuros se ve que hay perturbaciones de la succión por ejemplo (que se puede ver en la vida adulta por una torpeza instrumental) por haber nacido antes del tiempo estipulado en que puede realizar una succión normal. También hay niños que rechazan el pecho desde su primer acercamiento. Esto trae conflictos muy serios en la madre, pues deprímese y es considerada como incapaz por el medio familiar por no poder dar el pecho a su hijo, a pesar de tener todos los elementos (pecho, pezón y leche).En esto se puede descubrir que la actitud (la dosificación no se puede realizar porque el niño no toma el pecho) captada por el niño inconscientemente es de gran rechazo, a pesar que manifiestamente puede demostrar todo lo contrario. Y ese conflicto de ambivalencia es el que enferma a la madre que hace una psicosis o neurosis puerperales. Es decir que, a pesar de su gran deseo conciente de alimentar a su niño, existe un rechazo inconsciente (por ejemplo por ser el niño muy parecido al padre).El niño con rechazo al pecho es una situación extrema. La otra es la de niños de ocho o nueve años que con el nacimiento de un hermano hacen regresiones y piden compartir el pecho materno.La conducta oral del niño en relación con la lactancia no puede ser estudiada sólo desde el lado del niño (salvo que tenga una malformación, como labio leporino, etc.) sino que debe hacerse también del lado de la madre. En base a esto Spitz ha podido hacer un cuadro (que se pudo probar casi siempre) clasificando a las enfermedades psicosomáticas del niño, inaugurando así la psiquiatría del lactante.Es decir que todas las enfermedades psicosomáticas que el niño tiene, pueden ser clasificadas en un orden equivalente a actitudes determinadas de la madre. Así un cólico o trastornos digestivos de otra índole -que llevan hasta grados de toxicosis y que se traducen por el rechazo del pecho- son relacionados con actitudes “francas o declaradas” de la madre, pero lo son más por el efecto que tiene sobre el niño la actitud latente de la madre.Es ahí donde no nos entendemos con los pediatras, porque la actitud manifiesta puede ser de un exceso de protección, y la actitud latente ser de una tremenda hostilidad hacia el niño; hostilidad que es desconocida por la propia paciente (y por la cual, diríamos no tiene la culpa) pero el niño capta la comunicación subyacente, latente ya que es un especialista en comunicaciones subyacentes, y descubre que la actitud manifiesta es una impostura. Su experiencia con adultos le han comprobado que muchas de esas pruebas de afecto muy teatrales, muy grandilocuentes, son impostura, luego él no cree en nada.Esa comunicación inconsciente a inconsciente, entre el dar y el recibir, origina toda la patología psicosomática del niño que va desde la anorexia hasta la caquexia, desde el vómito hasta una serie de síndromes que son característicos en el niño. Así, el niño frente a la lactancia, tiene que enfrentar el prototipo de la posición catastrófica.En la medida que ha organizado una verdadera empresa de succión se produce el destete, que es el modelo –modelo en sentido de repetición y no de lo que debe suceder- de lo que pasa luego frente a cada tarea que origina una cuestión depresiva del desarrollo: sería la segunda depresión.Entonces: la primera posición esquizoparanoide es la primera depresión o protodepresión. Esta es la primera posición del desarrollo. Después, cuando uno de los aspectos buenos y malos del objeto tiene relación con un objeto total, tenemos la posición depresiva, que es la segunda posición del desarrollo y que se produce a raíz de la integración de las partes fragmentadas del objeto que se unen en una totalidad, y al formar una totalidad se establece un vínculo particular con ese objeto total.Aquí son dos vínculos que son bueno y malo, con objetos parciales. Esta situación la llamamos divalencia, para diferenciarla de la ambivalencia que es prototípica de la posición depresiva. Aquí el vínculo es de ida y vuelta, a dos vías. ¿Cómo entra en la posición depresiva? ¿Qué lo lleva a la posición depresiva? Lo lleva el desarrollo, la maduración y el crecimiento, es decir, factores biológicos que le empujan a asumir roles cronológicos más adelantados, que son influenciados por factores exteriores.Si hay una gratificación excesiva y una dependencia excesiva, también hay una tendencia a no entrar en la posición depresiva, o a entrar en la posición depresiva pero no abandonar el pecho para no caer en la depresión.Es decir que aquí aparecen, en esta primera etapa, dos posiciones típicas: esquizo-paranoide. Se llama así porque los mecanismos de defensa son esquizoides y la ansiedad es paranoide, la que nosotros traducimos como miedo al ataque.Ansiedad paranoide: miedo al ataque. Mientras que, frente al objeto total -que es el que aparece cuando se juntan todos los pedazos que incluyen la integración del “Yo” como procesos biológicos, y hace que el objeto y el Yo formen totalidades- la ansiedad que va a surgir no va a ser por temor al ataque, sino que el miedo va a ser a la pérdida del objeto, lo que se conoce como ansiedad depresiva.Ansiedad depresiva: miedo a la pérdida. Al integrar fragmentos de objetos parciales que son buenos y malos en una totalidad, se crea una situación compleja entre el “Yo” y el objeto: los vínculos van a ser en 4 direcciones. Porque los vínculos buenos y los malos son bidireccionales: el sujeto va a sentir que tiene afecto por el objeto, y siente que el objeto lo quiere; pero al mismo tiempo siente que odia al objeto (porque algunas frustraciones se filtran a través de la integración del objeto, fijaciones provenientes de la situación anterior) y que el odio que él siente proveniente del objeto ya es proyectivo, es decir que el objeto lo odia a él.El problema es que existen 4 vínculos. Al coexistir esta compleja red de amor y odio, remitidos al mismo objeto, se crea la ambivalencia. Esa ambivalencia es la actitud de amor y odio hacia un objeto total, cuya situación es coexistente en tiempo y espacio; mientras que en la posición anterior el amor y el odio estaban escindidos, separados, y dirigidos hacia pedazos del objeto.Como el objeto es total surge un conflicto básico donde el sujeto origina el sentimiento de culpabilidad por amar y odiar al mismo objeto. Este sentimiento de culpa aparece por tener fantasías de destruir a un objeto por el cual se siente querido y al cual se quiere. A esa posición de ambivalencia y de culpa se le agrega otro elemento que es el miedo por el odio que hay incluido, el miedo a la destrucción del objeto, el miedo a la pérdida del objeto.El miedo a la pérdida está permanentemente presente, y el sujeto caracterológicamente depresivo es aquel que tiene un umbral muy bajo a la tolerancia de las privaciones o frustraciones. Quiere decir que por cualquier cosa que altere el ritmo normal de su vida, como una revolución por ejemplo, hace una depresión, porque todo le parece catastrófico.El sentimiento interior del niño en esta etapa es de tristeza, porque vive como si ya estuviera destruyendo el objeto; refuerza la culpa por hacer destruido el objeto, y empiezan entonces las autoacusaciones, que caracterizan el tono clínico de la melancolía.El mecanismo de defensa que existe aquí (en realidad puramente depresivo) es la inhibición, que tiende a paralizar estos cuatro vínculos para que la destrucción no se realice; y, si esta misma situación que intrapsíquica en un momento dado es proyectada violentamente al exterior, aparece la fantasía de fin de mundo, la fantasía de destrucción del mundo, que es una fantasía, una vivencia característica del comienzo de la esquizofrenia. Entonces ve que todo el mundo se derrumba y trata de defenderse para evitar toda reacción, toda perturbación inmovilizante utilizando para ello la comunicación.En el caso de una comunidad sería inmovilizando la actividad. Para no caer en la depresión utiliza la inhibición. Este es un mecanismo frecuentísimo. En las neurosis van a ver Uds. cómo los mecanismos básicos son la inhibición para el aprendizaje, la inhibición para la comunicación, la inhibición para el abordaje al cambio y que se retraduce en la situación neurótica como complejo de inferioridad, timidez, etc. Son sujetos que tienen miedo de abordar un problema por temor a perder el objeto que se dirigen a abordar, entonces opera la inhibición y se quedan paralizados.Entonces el sujeto depresivo es un sujeto que tiene un gran hambre de afecto, y como no está instrumentado para pedir, no puede solicitar amor. Como ya ha juntado tanto odio, teme que su amor vaya acompañado del odio que coexiste y destruya al objeto externo. Además hay un aspecto hipocondríaco o masoquista del depresivo que está detectando situaciones en las cuales experimenta pequeñas frustraciones.Tomado desde el punto de vista del aprendizaje, podemos interpretar que las frustraciones, en cuya estrategia llega a ser maestro el depresivo, lo preparan (como para inmunizarlo con pequeñas pérdidas) para las grandes pérdidas. Eso lo hace vivir en una constante situación de ansiedad y de sufrimiento; que, si se llegan a erotizar, va a desembocar en la personalidad masoquista, que tiene la puntería de elegir como objeto sexual a un sádico, o, mejor dicho, un sado-masoquista. Es decir que no puede uno que sea masoquista u otro sádico, sino que lo son ambos y alternativamente, hay un cambio de roles.Entonces la posición depresiva está incluyendo un contenido, un drama, que es el duelo, y su elaboración se llama “trabajo de duelo”. El duelo está dado por los objetos, o partes de los objetos perdidos, por la hostilidad que aún le queda, y por las frustraciones que recibe.Toda frustración del exterior repercute dentro de él como una frustración interna, frente a ese objeto que él considera inagotable, idealizado, incapaz de administrarle frustraciones, entonces frente a esa situación se crea la sensación de aumento de culpa que ya aparece personificada, ya sea por la madre (no la madre de la posición esquizoide, sino la madre total, es decir, todo su cuerpo) y donde también puede estar incluido el padre, o ambos a la vez, lo que se llama “los padres conjugados”.Entonces en esta posición depresiva, normal del desarrollo, se resuelve el destino del sujeto. Es decir que todos pasamos por una posición depresiva de duelo, y la elaboración se realizará por medio de mecanismos de reparación. La reparación está constituída por procesos, pensamientos, actitudes o actividades a través de las cuales el sujeto repara al objeto, imaginando un vínculo real con él o realizando cosas concretas con el objeto.Todo esto está incluyendo la realidad de que se hace todo por algo y por alguien, y que la motivación a la reparación es por algo, y el alguien es el objeto al cual hay que reparar; entonces hay medios materiales y medios psicológicos. Toda actividad creadora, toda actividad sublimadora, está relacionada con mecanismos de reparación. En la medida en que el sujeto puede reparar el objeto destruido sale de la posición depresiva del desarrollo en un proceso normal.Luego vamos a ver lo que pasa en el proceso del enfermarse. Vamos a ver comparativamente cuáles son las diferencias entre las distintas Escuelas respecto a los primeros períodos. Freud consideraba que las primeras posiciones del niño eran anobjetales y que tenían una faz autoerótica y una faz narcisística. M. Klein considera - y nosotros también- que ya el primer vínculo, es decir la primera relación con el mundo, está establecida con alguien, y hay gratificaciones y frustraciones.Es decir que no consideramos que el instinto de vida y de muerte son cosas condicionadas sino que ya son reacciones sociales, porque ya son interacciones entre las personas. Existe un viejo pleito entre Freud y la Reflexología a este respecto. Pero curiosamente los argumentos que la Reflexología puede traer frente a esto habla a favor de reflejos condicionados innatos, que interpretados en términos de conducta, probarían algunos aspectos de la concepción instintivista de Freud, porque en realidad Freud no llamó instinto, sino que es una mala traducción del alemán de la palabra "Trieb" que es tendencia.Así que hay allí un problema semántico y de posición científica. El esquema que nosotros vamos a seguir es un esquema de inspiración Kleiniana con algunos agregados nuestros. Lo que es nuestro es la concepción de una enfermedad única. Esta gira en torno del desarrollo de ésta posición depresiva y de cómo es elaborada. Si quedan rastros de la posición depresiva no elaborados, es lo que se llama la disposición (en términos Freudianos) a la neurosis.Uno de los mecanismos para salir de la depresión es el desarrollo, es la reparación. Pero previamente está la utilización de la posición anterior, la esquizoparanoide que le va a dar a la posición depresiva los instrumentos para elaborar sobre todo el sufrimiento y la soledad.Entonces hace una pequeña regresión y utiliza los mecanismos esquizoides que en última instancia son todos mecanismos de defensa que Freud estudió en las neurosis y en los sueños. Para no confundir es mucho mejor hablar de técnicas del "yo", porque hablar de mecanismos de defensa implica una patología. Las técnicas del yo son utilizadas por todos nosotros en todas las ocasiones y se diferencian en el uso de un solo mecanismo, entonces se especializa en ese mecanismo, y decimos que ese es el carácter del sujeto. Es decir que el "yo" pierde plasticidad, y pierde flexibilidad y tiende al estereotipo.Un factor que Freud describió en términos fisicoquímicos y que llamó viscosidad, tiende a ser una defensa que se pegue, se fije y se estructure como un estereotipo que en la actualidad podemos hacer permanente. Freud al intuir ese mecanismo de viscosidad estaba dando justo en el punto, que retraducido en términos de estereotipo es proveniente de la psicología social. Incluyendo elementos de la psicología social se entiende más cómo se genera un estereotipo, cómo es un producto social, que tal sustancia pegajosa existió en un momento determinado pero no todas las viscosidades son hereditarias (como sucede por ejemplo en la personalidad de "El Pibe" de Chaplin).Ese grado de viscosidad codiciona el hecho de que la posición depresiva queda entonces fijada y que se trabaje dentro de ella de una manera instrumental, utilizando el mecanismo esquizoide que es la división (Primer mecanismo de Spitz).Por medio de la división se divide el objeto malo y bueno, y nuevamente nos encontramos en la posición esquizoparanoide. Por eso llamamos a la posición depresiva del desarrollo posición “patogenética”, y a la posición paranoide “patoplástica”, en el sentido de que le da forma al resultado de la división primera que sucede en la posición depresiva. Entonces le “pide prestado” a la posición esquizoparanoide sus mecanismos de negación, de perseguimiento, de control omnipotente, de proyección, de idealización y de represión; y vuelve a reestructurarse una posición esquizoparanoide. De acuerdo a la localización que van a tener los pedazos del objeto total cuando el duelo fracasa en su elaboración, se crea un carácter patológico con un mecanismo en el cual el sujeto se especializa.Dijimos que si hay una forma especial de reaccionar frente a la realidad que está dada por un mecanismo dominante, eso se llama carácter. Uno puede imaginarse toda la caracterología fundada en el predominio de un mecanismo, por ejemplo introvertido o extrovertido. En el primer caso quiere decir que predominan en él los mecanismos de introyección, en el segundo caso los mecanismos de proyección. Si hay una mezcla de los dos es un carácter ciclotímico.Pero del carácter normal tendríamos que decir que es aquel que no emplea técnicas para una adaptación real al mundo, y, obviamente no existe. Todo el mundo tiene una técnica que maneja mejor que otra, que es su instrumento de adaptación, y que es un problema de cantidad: fulano es “de buen carácter” o de “mal carácter”, es una calificación, de ahí viene la calificación popular de los locos en “locos lindos” (maníacos, extrovertidos) y “locos de mierda” (donde predomina la reconcentración, el rencor, la depresión).En el carácter normal hay un predominio de un mecanismo defensivo. Quiere decir que ya hay una característica de “ser fulano”. Porque el “ser fulano” significa adquirir identidad, problema que desde el punto de vista social es fundamental; es decir que adquirir identidad, ser reconocido como diferente de otros, hace posible la vida social, la repartición de roles, las funciones, las organizaciones y las sociedades. Pasamos así de la psicología individual a la social y a la sociología.Entonces los mecanismos que usa la posición depresiva son prestados de la posición esquizoparanoide. Es decir que hay una vuelta, y siempre vamos a encontrar una espiral permanente. El niño sigue creciendo y a la edad de 4 años, señalada por Freud como la culminación del complejo de Edipo, hay modificaciones en la estructura que pueden ser comprendidas desde la misma manera, porque el objeto puede transformarse en un objeto censurador. La parte buena del objeto total pasa a ser “ideal del Yo”, y la parte censuradora, el “Superyo”, luego hay una interacción entre mundo exterior e interior que tiende a corregir esos modelos primitivos.Si el sujeto queda con esas imágenes primitivas, de un superyó muy severo, observador, vigilante, es muy probable que, si en la edad adulta hace una psicosis, va a hacer un delirio de influencia, por ejemplo, donde el sujeto se va a sentir observado, vigilado, seguido, y donde aparecen las ideas de persecución. Entonces se repiten todas esas vivencias primitivas en el “afuera” y aparecen también alucinaciones que son producto del diálogo interno y el self, el Yo del sujeto. Este diálogo constituye el pensamiento, a través del cual se realiza el aprendizaje o comunicación de diversa índole.En el proceso de la enfermedad, supongamos un desarrollo normal hasta la adolescencia que es el momento crítico.La adolescencia es la edad menos comprendida porque a todo el mundo le es difícil asumir durante la terapia el rol de adolescente. Curar a un adulto es hacer evolucionar al adolescente que tiene dentro y curar un adolescente es hacer que el niño que hay adentro evolucione. En el neurótico no todo es enfermo, hay partes del Yo que están sanas con las cuales establece contactos, acuerdos, contratos con el terapeuta por el cual el paciente va a traer su material psicológico a cambio de interpretaciones.Esta operación se llama esclarecimiento y tiene por función demostrar que lo que está pasando en el aquí y ahora es una repetición de lo que ya fue. Entonces la interpretación es: aquí y ahora conmigo, como si fuera antes con otro. Si no se agrega el como si fuera con otro, el paciente vive que ese que está ahí es el de antes, y se crea una nueva alineación. Es decir que el terapeuta no es el padre, sino que en términos de roles es “como si” fuera el padre. Porque la relación psicoterápica se desarrolla en un clima de roles de “como si” a través del cual se hace una corrección de lo anterior, pero no con los mismos personajes. Es decir que el psicoterapeuta no le va a pegar al paciente como su padre lo hacía.Entonces esta repetición en la situación terapéutica se hace con objetos actuales, que están encargados de rectificar las imágenes malas anteriores. Esto está un poco viciado en el ambiente analítico, porque Freud se dedicó sobre todo al vector histórico de la investigación, a reconstruir la personalidad del sujeto con un método arqueológico (que era la verdadera vocación de Freud, ya que todas sus vacaciones se dedicaba a eso yendo a Roma, Pompeya, etc.); es decir: reconstruir el pasado del paciente en base a elementos encontrados, que juntos llegan a configurar un rompecabezas.Es decir que de las piezas del rompecabezas, algunas faltan y se pueden inferir, al completarlas con las partes inferidas, toman una forma particular, una armonía particular del objeto arqueológico. Es decir que con este método reconstruía la personalidad del niño en base a fragmentos, que le hicieron cometer en un primer momento un error, como lo fue la primera teoría traumática de las neurosis. Según su experiencia, la histeria y las neurosis obsesivas eran producidas por experiencias sexuales de una categoría especial, donde en la histeria el paciente sufría un trauma sexual, generalmente de carácter incestuoso sufrido pasivamente, mientras que en la neurosis obsesiva había una intervención activa en la situación.Entonces cuando encontraba elementos así los juntaba y aparecía la figura. Es decir que estos aconteceres reales son fantasías, pero que éstas, a su vez, encubren otros hechos. Este error le costó a Freud mucho rectificarlo, entonces postula que son ficciones, recuerdos encubridores, y que detrás de esos recuerdos encubridores había situaciones reales, pero no las que se contaban sino otras diferentes.Esta es la fantasía inconsciente que arranca de esa época y es la que después se continúa y ocupa un lugar muy importante en el pensamiento psicoanalítico. Las fantasías que se relataban al principio como traumas eran concientes. Bajo la influencia de Kurt Lewin, y sobre todo de la escuela de la Gestalt aplicada en la psicología social, se empezó a introducir el aquí y ahora, es decir, una tercera dimensión. Entonces podemos estudiar el psicoanálisis en tres dimensiones:1)Histórico, que sirve para interpretar:Freud usa el método histórico genético en donde trata de armar el pasado del paciente en base a sueños, recuerdos, etc., es decir, de reconstruir el pasado infantil.2) Metafísico o filosófico, de análisis del proyecto.3) De la Psicología Social, en el aquí y ahora.Es decir que Freud pasaba de la arqueología a la filosofía, y recién a la psicología social; y una interpretación típica de Freud sería 1-2-3. Es decir: eso le pasó en la infancia (1), podría volver a pasar en el futuro (2), y quizás ahora mismo (3). Una interpretación para nosotros es 3-2-1. Esto que sucede ahora (3), sucedió antes con otro (1), y puede repetirse en el futuro (2). Ese volver al futuro en la enfermedad lo vamos a ver más adelante en lo que es la “depresión regresional”, cuando el sujeto regresa a la posición arqueológica represiva, y vamos a ver cómo elabora la pérdida actual en términos de lo que aprendió como arqueólogo

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