Representantes

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Representante de la pulsión
Representante-representativo
Representante psíquico

Representante de la pulsión

Término utilizado por Freud para designar los elementos o procesos en los que la pulsión encuentra su expresión psíquica. Unas veces el término es sinónimo de representante-representativo, otras tiene un sentido más amplio, incluyendo también el afecto.
Freud generalmente asimila el representante de la pulsión al representante-representativo; en la descripción de las fases de la represión se examina sólo el destino del representante-representativo, hasta que se toma en consideración “otro elemento del representante psíquico”: el quantum de afecto (Affektbetrag), que “... corresponde a la pulsión en la medida en que se ha desprendido de la representación y encuentra una expresión adecuada a su cualidad en procesos que percibimos como afectos”.
Así, pues, junto a un elemento representativo del representante de la pulsión, puede hablarse de un factor cuantitativo o afectivo del mismo. Observemos, no obstante, que Freud no utiliza el término “representante afectivo”, que podría crearse por simetría con el de representante-representativo.
El destino de este elemento afectivo no es menos importante para la represión: en efecto, ésta “...no tiene otro motivo ni otro fin que la evitación del displacer: de ello resulta que el destino del quantum de afecto del representante es mucho más importante que el de la representación”.
Recordemos que este “destino” puede ser variado: el afecto persiste y puede entonces desplazarse a otra representación; se transforma en otro afecto, especialmente angustia; también puede ser suprimido. Pero se observará que esta supresión no es una represión en el inconsciente, como la que actúa sobre la representación; en efecto, no puede hablarse en rigor de afecto inconsciente. Lo que así se designa sólo corresponde de hecho, en el sistema Inconsciente, “... a un rudimento que no ha llegado a desarrollarse”.
Así, pues, hablando estrictamente, sólo a nivel del sistema Preconsciente-Consciente (o del yo) se puede sostener que la pulsión está representada por el afecto.

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Representante-representativo

Representación o grupo de representaciones a las que se fija la pulsión en el curso de la historia del sujeto y por medio de las cuales se inscribe en el psiquismo.
La expresión francesa représentant-représentation introduce un equívoco, debido a que traduce por dos palabras muy parecidas una palabra alemana compuesta por dos substantivos muy distintos; por desgracia, no vemos cómo podría evitarse este equívoco dando al mismo tiempo una traducción exacta del término freudiano.
Représentant traduce Repräsentanz, palabra alemana de origen latino que debe entenderse como “delegación”. Vorstellung es un término filosófico cuyo equivalente francés tradicional es représentation. Vorstellungsrepräsentanz significa “lo que representa” (aquí: lo que representa a la pulsión) en el terreno de la representación, sentido que intentamos traducir por: représentant-représentation.
El concepto de representante-representativo se encuentra en los textos en que Freud define la relación entre lo somático y lo psíquico como la existente entre la pulsión y sus representantes. Esta noción se define y utiliza sobre todo en los trabajos metapsicológicos de 1915: “La represión” y “El inconsciente” y aparece con la máxima claridad en la teoría más completa que Freud dio respecto a la represión.
Recordemos brevemente que la pulsión, en tanto que somática, escapa a la acción directa de una operación psíquica de represión en el inconsciente. La represión solamente puede afectar a los representantes psíquicos de la pulsión; estrictamente hablando, a los representantes-representativos.
En efecto, Freud distingue claramente dos elementos en el representante psíquico de la pulsión, la representación y el afecto, e indica que cada uno de ellos sigue un destino diferente: sólo el primer elemento (el representante-representativo) pasa tal cual al sistema inconsciente.
¿Qué se debe entender por representante-representativo? Freud dio pocas explicaciones sobre este concepto. En cuanto al término “representante” y la relación de delegación que supone con respecto a la pulsión, remitimos al lector al artículo: Representante psíquico.
En la teoría que Freud da del sistema inconsciente en su artículo de 1915, considera los representantes representativos, no sólo como los “contenidos” del Inconsciente, sino como constitutivos de éste. En efecto, en un solo y mismo acto (la represión originaria) la pulsión se fija a un representante y se constituye el inconsciente: “Tenemos (...) razones para admitir una represión originaria, una primera fase de la represión consistente en que el representante psíquico (representativo) de la pulsión ve rehusado el acceso a la conciencia. Con ello se produce una fijación; el representante correspondiente perdura, a partir de este momento, de forma inalterable, y la pulsión queda ligada a él”.
En este pasaje, el término “fijación” evoca dos ideas al mismo tiempo: la que se halla en el centro de la concepción genética, de una fijación de la pulsión a una fase o a un objeto, y la idea de inscripción de la pulsión en el inconsciente. Esta última idea (o esta última imagen) es indiscutiblemente muy antigua en Freud. La encontramos anticipada en las cartas a Fliess, en uno de los primeros esquemas del aparato psíquico (que comportaría varias capas de inscripciones de signos) y expuesta de nuevo en La “Interpretación de los sueños” (1900), especialmente en un pasaje en el que se discute la hipótesis del cambio de inscripción que experimentaría una representación al pasar de un sistema a otro.
Esta comparación de la relación entre la pulsión y su representante, con la inscripción de un signo (de un “significante” para utilizar un término lingüístico), constituye un medio de esclarecer la naturaleza del represetante-representativo.

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Representante psíquico

Término utilizado por Freud para designar, dentro de su teoría de la pulsión, la expresión psíquica de las excitaciones endosomáticas.
Este término sólo puede comprenderse en relación con la pulsión, que Freud considera como un concepto límite entre lo somático y lo psíquico. En efecto, en el lado somático, la pulsión tiene su fuente en fenómenos orgánicos generadores de tensiones internas a las que el sujeto no puede escapar; pero, por el fin al que apunta y los objetos a los que se adhiere, la pulsión tiene un “destino” esencialmente psíquico.
Esta situación fronteriza explica, sin duda, que Freud recurriera a la noción de representante (entendiendo por tal una especie de delegación) de lo somático en lo psíquico. Pero esta idea de delegación fue formulada de dos formas distintas.
Unas veces es la propia pulsión la que aparece como “el representante psíquico de las excitaciones provenientes del interior del cuerpo y que afectan al alma”; otras, la pulsión es asimilada al proceso de excitación somática, y es ella entonces la que es representada en el psiquismo por “representantes de la pulsión”, los cuales comprenden dos elementos: el representante-representativo y el quantum de afecto.
Ahora bien, no creemos posible, como invita a hacer la Standard Edition, hallar una evolución en el pensamiento de Freud acerca de este problema (las dos formulaciones fueron propuestas en el mismo año 1915), y menos aún considerar la segunda concepción como la que adoptaría Freud en sus últimos trabajos (en efecto, es la primera la que se encuentra en el “Esquerna del psicoanálisis”, 1938).
¿Es preciso entonces, como indica la Standard Edition, referir la citada contradicción a la ambigüedad del concepto de pulsión, límite entre lo somático y lo psíquico? Admitámoslo; sin embargo, nos parece que es posible esclarecer el pensamiento de Freud acerca de este punto.
1) Si bien las formulaciones se contradicen a primera vista, no obstante sigue siempre presente una idea: la relación entre lo somático y lo psíquico no se concibe en forma de paralelismo ni de causalidad; debe comprenderse comparándola con la relación existente entre un delegado y su mandante.
Permaneciendo constante esta relación en las formulaciones de Freud, puede establecerse la hipótesis de que la diferencia que se aprecia entre ellas es puramente verbal: la modificación somática se designaría en un caso con la palabra pulsión (Trieb), y en el otro con la palabra excitación (Reiz), y el representante psíquico se denominaría en el primer caso representante-representativo, y en el segundo pulsión.
2) Hechas estas observaciones, no por ello deja de existir, a nuestro modo de ver, una diferencia entre las dos formulaciones. La solución según la cual la pulsión, considerada como somática, delega sus representantes psíquicos, nos parece más rigurosa, en cuanto no se limita a invocar una relación global de expresión entre lo somático y lo psíquico, y más coherente con la idea de inscripción de representaciones, que es inseparable de la concepción freudiana del inconsciente.

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