De un tiempo a esta parte he tenido la desgracia de cruzarme con varias personas que perciben una simple interacción social con una sesión de diván en el consultorio. Son infinitas las veces que un Psicólogo, o incluso hasta un Psicólogo Social es acusado de estar "psicoanalizando", lo cual obedece a una profunda ignorancia de quienes suponen equivocadamente saber más sobre la disciplina que el propio profesional.
En primer lugar, ser psicólogo social no es lo mismo que ser psicólogo. El psicólogo social no tiene ni idea de cómo implementar o conducir un psicoanálisis, así que esas fantasías manifestadas por algunas personas están basadas (además de en prejuicios), en los propios miedos ocultos a que se descubra algún secreto propio.
El hecho de que se vuelva necesario escribir un artículo explicando este tipo de situaciones, indica que aún existe un sector de la población que no sólo desconoce la profesión, sino que también le atribuye ciertas características que pueden dificultar el desempeño de la misma (por ejemplo, cuando se habla de “cuidarse” al hablar porque los psicólogos pueden estar haciendo un análisis, o los múltiples casos que todos los psicólogos o estudiantes de psicología tienen permanentemente que corregir, cuando su interlocutor lo acusa de estarlo “psicoanalizando”).
Aparece la típica reacción de creer que los psicólogos leen la mente, con lo cual se hace patente la ignorancia de quienes no poseen conocimientos que le permitan hacer una delimitación entre la Psicología y las disciplinas esotéricas.
Otro punto que no suele quedar claro, es que la psicología y cualquiera de sus variadas ramas son ciencias. Quienes hemos estudiado lo tenemos claro pues aunque nos saturaron en la carrera durante 3, 4 o 5 años con clases de Metodología Investigativa, Genética, Grupos Operativos, Biología, Derecho, Química y Farmacología etc, desde fuera sigue quedando la idea de que es una carrera de letras, parte de los estudios filosóficos, en donde el terapeuta tiene que “más o menos adivinar” qué es lo que cuernos le está pasando al paciente. Y pese a las opiniones de muchos desconocedores del tema, hoy en día estas ideas retrógradas quedaron atrás, ya que la psicología utiliza el método científico para lograr llegar a conocimiento objetivo, verificable y cuantificable. Exactamente igual que lo hace la medicina.
Y de la misma forma que el médico puede detectar un grave problema de salud en una charla social, y de acuerdo a su juramento ético debe advertir sobre los riesgos observados, el profesional de la salud mental tiene la obligación de interceder y advertir si detecta un potencial daño, cualquiera sea la situación en la que suceda. Lo manifiesta, brinda la fundamentación, y de ahí si la persona decide ignorar lo expuesto es cosa suya.
“Y qué garantías tengo yo de que no te estás ganando mi confianza para manipularme, y para darme consejos sobre algo que te beneficiaría?” Sencillamente el profesional no da consejos, sólo muestra herramientas que el consultante tiene y que tal vez desconozca que están ahí, para que él decida qué hacer. Los caminos posibles son tal y tal, la decisión es suya. Y no sólo fundamentado desde la moral y la ética profesional... Pensemos al profesional como una persona que no tiene el más mínimo deseo de cargar con la responsabilidad de una mala decisión tomada por otro, y menos aún, de una demanda.

Viviana Vitulich
Psicóloga Social - Op. Salud Mental (MP9429RN)
Perito Judicial Psicosocial (MN1215)
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